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A simple vista, lo primero que resalta en José María Muscari es su notable mejoría física. Bíceps “musculados”, espalda tirando a ancha, trapecio marcado. De aquella pancita prominente no quedan ni rastros. Es que el director de CASH, además de las ideas y del arte, ahora cultiva el cuerpo. Influenciado por el amor, ya que está en pareja con un fisicoculturista, y subyugado por el aura mágica de la campeona en culturismo Cristina Musumeci en quien se inspiró para la obra “Fetiche”, ahora, el artista se dedica a tornear su físico. “Reconozco que puede sonar un tanto contradictorio, tal vez un poco frívolo, pero me encanta esa sensación de dominar tu cuerpo”, asegura Muscari, mientras devora un sándwich de lomo con tomate y clara de huevo. Parte de su afición consiste en una dieta equilibrada. Gimnasio en altas dosis, seis comidas diarias, proteínas en frasco y ocho horas de sueño obligatorios que desmienten el imaginario social, ése que ubicaba al prolífico artista en un lugar de mayor reviente. “La gente cuando ve mis obras debe pensar cualquier cosa –acepta–. Mi vida es mucho más ordenada de lo que se puede imaginar al ver mis obras”. Es que en ellas Muscari indaga en las problemáticas más sórdidas del género humano. Para dejar en claro cuál es su mirada del mundo, Muscari escribió y protagoniza “Crudo”, una obra en la que quedan expuestas sus obsesiones, sus pensamientos y sus ganas de ser padre. “Soy consciente de que existen impedimentos legales, pero también sé que hay parejas de homosexuales y de lesbianas que tienen hijos, así que no creo que haya demasiadas trabas para tenerlos”, asegura.Como la mayoría de los hijos únicos de este planeta, a la hora de proyectarse como padre, el autor desea dos vástagos. “Mis papás quisieron adoptar un nene cuando yo tenía diez años, pero me negué, así que imaginate qué clase de hijo fui”. Y ríe, tal vez recordando algún capricho infantil, quizás ante la emoción de imaginar que le digan papá.
Jefe. La remera es más que elocuente. Se reconoce como jefe. Desde aquellos tiempos en que gestaba sus obras de principio a fin, hasta este momento en que es el niño mimado del ambiente teatral donde los actores mueren por trabajar por él. “Es muy difícil encasillarme –afirma–. Cuando hacía teatro off juntaba demasiada gente para las pretensiones un tanto elitistas del medio; cuando pasé a hacer teatro ‘comercial’ dijeron que las obras eran demasiado off”. Detallista casi en extremo, se encarga de la comunicación de las obras y hasta de convencer a los intérpretes en persona.
Actualmente con “Cash”, que es una obra para reflexionar sobre el poder del dinero y la obsesión por lo material. El elenco, como muestra de las eclécticas elecciones del creador, está compuesto por: Ronnie Arias, Belén Blanco, Daniel Aráoz, Juan Carlos Dual, Nacho Gadano, Norma Pons y Gustavo Garzón.
A propósito de “Cash”, ¿cómo es su relación con el dinero?–Normal. No muero por tenerlo. Lo que sí empieza a generarme inquietud es la casa propia. Tengo 31 años y sigo alquilando, pero compraré cuando tenga que comprar. Para tener hijos primero quisiera tener mi techo propio.
¿Cuesta convencer a los actores de compartir cartel?–A veces sí. Por eso me encargo en persona de charlar con ellos. Lo hacía cuando no era conocido y lo sigo haciendo. Lógico que al tener productor no me encargo de discutir lo económico, pero del resto sí. Entre sus muchos proyectos, Muscari también adaptó la historia de Julio César, para que su protagonista sea nada menos que Moria Casán. “Los actores quieren trabajar conmigo porque saben que apuesto a lo diferente. No van a encontrar más de lo mismo”.
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